Era una niña. Envuelta en sus sueños, perdida en el amor.
Nadie le dijo cómo, ni cuándo, pero ella fue. Fue y se lo encontró, de narices. Se tropezó con él. Luego se rió, y más tarde lloró. Y después aprendió.
Aprendió, joven corazón inocente, a vivir, a enamorarse, a equivocarse, a aprender de los errores.
4 comentarios:
Una lección que mucha gente no aprende en años. ¡Precioso! Un beso, bonita.
Ya... Para este me he inspirado en Perdona si te llamo amor, de Federico Moccia.
Muchas gracias!
Hoy por la mañana me hablaron me ti y aqui me tienes, solo puedo felicitarte y desearte que sigas así...
Todo lo que escribes es precioso y está lleno de sentimiento. Un besazo!!!!!!!!
Te seguiré leyendo
Muchas gracias, de verdad (:
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