sábado, 17 de diciembre de 2011

¡Holahola!
Antes de nada, quiero pedir perdón por tardar taaanto en subir cosas nuevas, pero como es lógico, los exámenes y trabajos me han abducido durante estos meses. Mi tarro de inspiración está casi casi agotado, por eso hay tan pocos caramelos. Cuando consiga un poco de inspiración más, habrá noticias y sorpresas.
- PROMETO que el día 26 de diciembre (como muy tarde) subiré una foto nueva a mi Flickr. Mientras tanto, esto seguirá casi tan abandonado como hasta ahora.
- PROMETO que próximamente llegarán más noticias de Helen Copperfield (¿os acordáis de ella?)
"Helen no había muerto. Lo intuía. Tenía que seguir ahí, en alguna parte. Y viva."

¡Muchas gracias a todos por ser tan geniales! Siempre conseguís sacarme unas sonrisas enormes. ♥




LUNES, 28 DE ENERO DE 2012:
Siento que mis "próximamente" se vuelvan eternos. Siento que mi blog esté taaan abandonado. Siento que no suba nada desde hace siglos (Flickr, ídem).
Pero mi inspiración está bajo cero. ¡Y tengo ganas de escribir, muchas! Así que espero que todo esto mejore con febrero, e intentaré subir algunas cosas, aunque sean viejas.
¡Besos desde Plutón!

viernes, 28 de octubre de 2011

 Lo peor son las mañanas.
  Me despierto, busco su calor y, ¡bum! Él ya no está. Él ya no está conmigo. Las noches emborronan mi memoria, y me hacen pensar que mi vida comenzó cuando le conocí. Cada mañana, en cuanto abro los ojos, una realidad fría y dura me golpea el pecho y hace que me cueste respirar. A veces tengo tentaciones de suicidarme. No sería la opción correcta y yo no soy una cobarde, así que lo descarto rápidamente. Otras veces, mi cuerpo tiene más fuerza que mi cerebro y me dan ganas de golpear lo primero que se cruza en mi camino.
Pero, la mayoría de las veces, me quedo quieta en una esquina o junto a la ventana.
  Y lloro.
  Y tiemblo.
  Y los dientes me castañean, y me muero de frío a pesar de los 18ºC de septiembre. Entonces viene ella. Sabe que no me gusta que haga tanto por mí, pero ella viene y me tapa con una manta. No me dice nada; a veces me abraza o se queda a mi lado, pero nunca pronuncia una sola palabra.
  Tiene miedo de que cualquier cosa que me diga me recuerde a él y me ponga peor. Muchas tardes las paso sentada en un banco de la estación. Me siento, con una bufanda de lana tapándome la boca, la nariz y las orejas. La gente me suele mirar extrañada.
  Pero mi cuerpo es demasiado débil como para aguantar el frío, y los huesos se me entumecen a los minutos de salir al exterior. Las lágrimas se congelan antes de caer por mis mejillas y decido regresar a mi hogar.
  Y así todos los días. Cada despertar es una decepción. Y un golpe fuerte.
  Porque él ya no está. Él ya no está conmigo.

(Siento mucho no actualizar esto más a menudo, pero el frío ha congelado mi inspiración y desde hace tiempo sólo me salen palabras tan tristes como éstas.)

domingo, 25 de septiembre de 2011

Cuando llegaban los días que Luna llamaba “de caramelo” (porque el cielo se ponía de color piruleta al atardecer), mamá cambiaba las sábanas de franela por las de algodón. Decía que de noche tendríamos mucho calor y que siempre tirábamos las mantas. Abend ya no dormía sobre el edredón, a mis pies. Prefería el suelo de azulejo blanco, que estaba fresquito. Un día, Luna preguntó por qué los deseos se piden soplando a los dientes de león. Mamá no lo sabía, y yo tampoco. Ni siquiera el abuelo lo sabía. Creo que nadie lo sabe. Simplemente se hace y ya está.

Todas las mañanas, Luna y yo salíamos al portal del jardín en pijama, despeinadas y descalzas para recoger la bolsa del pan que el señor Martín, el panadero, dejaba colgada en la puerta. A veces la hierba estaba mojada por el rocío y luego mamá decía que era normal que nos resfriáramos. Después subíamos a vestirnos y lavarnos. El agua estaba muy fría y Luna se escaqueaba a menudo de lavarse la cara. Abend nos esperaba al lado de la escalera y nos acompañaba el resto de la mañana cuando íbamos a pasear.
Pasábamos media mañana en el parque que está al lado del río, ése que tiene un montón de margaritas y dientes de león alrededor. Jugábamos en el columpio, hacíamos coronas con flores, metíamos los pies en el agua y bailábamos en la hierba. A mí me gustaba que Abend se tumbase en mi vestido y a él le gustaba que lo acariciase. Sus ojos verdes brillaban mucho más al sol, y hacían contraste con su pelo negro.
Papá nos llevaba a pescar los domingos. Me gustaba coger los gusanitos y ponerlos en el anzuelo, pero a la vez me daban pena. ¡Pobrecitos! ¡Seguro que duele un montón clavarse un anzuelo! A veces no pescábamos nada, pero nos lo pasábamos muy bien. Una vez, un pez muy muy grande casi tiró a Luna de la barca. Menos mal que papá es muy fuerte y la ayudó. Era una trucha y tenía escamas de colorines. Papá dijo que era una trucha arco iris, aunque yo no entiendo mucho de peces.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Los días no son lo mismo sin ti.
Ni siquiera el sol brilla con la misma intensidad, ni los niños corren y gritan tanto como antes. El panadero ya no me desea un buen día, quizás porque sabe que no lo tendré. Apenas salgo más allá del portal, y bajo sólo para recoger las cartas de Daniela. Las lágrimas se me congelan antes de caerse en el vacío tras deslizarse por mis mejillas.
Mi vida es ahora una película en blanco y negro, y el sonido de la lluvia golpeando las lápidas de granito se ha convertido en mi banda sonora. Han pasado ciento ochenta y tres días desde que duermo sola en nuestra cama. La casa carece ahora de aquella luz y aquel calor acogedor que tú aportabas.
Creo que sé lo que haré ahora: rendirme. Me quedaré aquí, tumbada, sobre los azulejos fríos y blancos como la nieve que se amontona a ambos lados de la puerta, y esperaré a que el aire deje de llegar a mis pulmones.




(Este verano he abandonado a mis caramelos azules y me he centrado muchísimo más en la fotografía (podéis comprobarlo en mi Flickr). Pronto veréis novedades y (bastantes) cambios aquí.)

viernes, 1 de julio de 2011

Cuando la conocí, a decir verdad, me pareció un poco distante al Planeta Tierra, aunque era amable y simpática. Después nos hicimos amigas y, más tarde, inseparables, todo gracias a las reuniones del Club de los detectives de Llanrhystud.
Su mirada, esa que expresaba sus sentimientos de manera sencilla, se veía raramente inundada por agua salada proveniente de sus lacrimales. Ésto sólo ocurría cuando estábamos solas, ya que Helen se hacía más dura de lo que ya era y eso se le daba muy bien. Delante de los chicos imbéciles como Robert Schnabel mostraba su amplio conocimiento de insultos, ironías, metáforas y demás, y para mí guardaba un puñado de su escasa realidad. Tengo que admitir que envidiaba la libertad que Helen poseía, porque a veces mis padres me encerraban con los libros de texto en mi cuarto.
Helen solía ser muy amable o muy borde con todo el mundo, aunque lo que nunca le faltaba era educación. Helen era la persona más educada que conocí en mi vida: saludaba siempre a sus vecinos y conocidos, era agradecida con todos (incluso con el panadero, que es un gruñón y siempre está enfadado) y sobretodo, respetaba a todos los seres vivos de la zona (exceptuando a los de la pandilla de Schnabel). Le encantaban los gatos, los petirrojos y los sauces, por este orden.

Helen se fue un día de primavera. Cuando su madre fue a su cuarto para despertarla, su cama estaba vacía. Todos la buscamos durante días, semanas y meses, pero Helen no apareció. Una mañana lluviosa de octubre, la policía decidió dejar de buscar a Helen Copperfield y la dio por muerta.

miércoles, 1 de junio de 2011

Marta no es como las demás. No le gusta hablar de chicos en el instituto, ni mandar notitas en clase a sus amigas.
Marta es ella, igual en todas partes. Respira el mismo aire en cada uno de los ocho planetas del Sistema Solar.
Marta revolucionó Torrevieja con su sonrisa de gato, con su forma de ponerse el pelo detrás de la oreja. Marta engatusa con la mirada, con sus palabras de hada.
Marta se podría pasar días, meses y años viendo cómo caen las hojas de las melias, observando cómo las nubes se crean, evolucionan y se deshacen en aguaceros. Le encantaría fotografiar cada centímetro cuadrado del Planeta Tierra aunque, por desgracia, le pertenece otra vida: la de estudiante de 3º de ESO. Pero será mejor que empiece por el principio, que en este caso está a miles de kilómetros de aquí...

Marta Staruk nació en una “cálida” tarde de octubre del 1995. Creció y vivió en Kiev hasta los 14 años.
Para entonces, yo tenía 23 años y ocupaba el número 37 de la calle Atenea. Un día en el que el aire olía a Mediterráneo, un camión de mudanzas frenaba enfrente del número 35. La puerta de atrás se abrió y de ella salió, de un salto, una chica de piel de nieve y pelo de oro.

lunes, 2 de mayo de 2011

(¿Todavía no conoces a Elsbeth y a su caja envuelta en papel de regalo color turquesa? Si quieres conocerlos, haz click aquí )


Un pendiente de plata con forma de estrella descansa sobre el falso terciopelo del que está forrada la caja. Elsbeth abre mucho los ojos, asombrada por el inesperado regalo. Lo coge delicadamente y se coloca enfrente del espejo para probarse el pendiente en su segundo agujero de la oreja derecha. Gira la tuerca con sumo cuidado y se acaricia el lóbulo inconscientemente. Sonríe al recordar aquel 26 de agosto dos años atrás, cuando Caterine, su madre, le dejó por fin hacerse otro agujero en la oreja.

Elsbeth está sentada sobre su cama con las piernas cruzadas, como los indios de sus novelas. La cajita baila entre sus manos. Un montón de preguntas la atormentan. ¿Quién le ha hecho este regalo tan... extraño? ¿Es alguien que ella conoce o que todavía tiene que conocer? ¿Habrá sido un primo del ratoncito Pérez quien ha dejado algo tan diminuto en su buzón?
Elsbeth descarta a sus amistades cercanas como posibles sospechosos, ya que con la mayoría de ellos ha pasado la tarde y los demás están de viaje. Además, a ella le basta con que le regalen una buena ración diaria de sonrisas y abrazos.
Pero... ¿ha sido casualidad que el papel de regalo sea del color favorito de Elsbeth? ¿También ha sido casualidad que en la caja hubiera sólo un pendiente? Obviamente, no. La persona que le ha hecho el regalo conoce bien a Elsbeth o, al menos, se ha informado sobre ella.
Elsbeth no tiene ni idea de quién ha podido ser.

Un torbellino de 10 años llamado Tommy se avecina por el pasillo para avisarle de que la cena está lista. Elsbeth se calza las zapatillas y se pone en pie de un salto. En la cocina la esperan sus padres que, probablemente, tengan un par de preguntas para su hija.

sábado, 23 de abril de 2011

Tras un agotador día de trabajo, la señora Caterine Anderson entra en el edificio “El Muro” de la calle Puerto Rico. En ese mismo instante y siete pisos más arriba, su marido, William McNeil, saca del microondas una buena ración de carne asada sobrante del mediodía.
Caterine, como siempre, revisa el buzón y se encuentra con un paquetito envuelto en papel de regalo turquesa. En lo que parece ser el lado superior hay una nota escrita con letra cuidadosa: Para Elsbeth. Caterine se queda embobada mirando el diminuto paquete que ahora está en la palma de su mano.
Un ruido del exterior hace que se sobresalte y vuelva al Planeta Tierra. Sube las escaleras preguntándose quién habrá dejado el pequeño regalo en su buzón.
Ascensor. Botón. Puertas. Ligero zumbido. Puertas. 7º B.
Sus dos hijos pequeños se acercan a recibirla.
– Nora, dile a tu hermana que venga inmediatamente. –Ordena Caterine a su hija.
Nora sale disparada al pasillo, directa a la habitación de su hermana. Nora se encuentra con la puerta entreabierta, por lo que decide llamar para evitarse la bronca de su hermana.
Toc, toc.
– ¿Qué quieres?
– Mami dice que vayas.
– Voy.
Elsbeth deja la novela que estaba leyendo sobre la cama y se calza las zapatillas de casa. Camina desganada hacia la cocina, donde supone que está su madre. Le sonríe y le da un beso.
– ¿Qué tal en el trabajo, mami?
– Bien... Toma, estaba en el buzón. –Caterine le entrega el paquetito a su hija.
Elsbeth se lleva el regalo a su habitación. Se acomoda sobre la alfombra y rasga con cuidado el papel turquesa.
Es una cajita... como la de las joyerías. La abre y dentro se encuentra...

lunes, 4 de abril de 2011

Dicen que siempre se van las mejores personas. Quizás tengan razón, o quizás sólo nos fijamos en las buenas que nos faltan.
De todas formas, nunca está bien que se vayan los genios. Y menos, si son jóvenes.



It's better to be hated for what you are, than to be loved for what you're not...

sábado, 19 de marzo de 2011

Para todos

Hoy, aunque casi sea un día como otro cualquiera, debéis agradecerle a vuestros padres que han estado allí, esperándoos en el hospital, mientras vosotros vivíais las primeras milésimas de segundo en este planeta. Debéis agradecerle todos esos enfados porque, como ya veréis en un futuro no tan lejano, os servirán de algo. Debéis agradecerle esas veces que se han quedado los 90 minutos del partido viéndoos jugar. Debéis agradecerle que os lleven a tantos lugares, que vayan con vosotros de compras (aunque lo detesten), que hayan ido a recogeros al instituto cuando llovía. Ese plato de comida cada día, esa habitación en la que duermes. Esa vida. Tu vida.
No puedo poner más ejemplos de las cosas que han hecho nuestros padres por nosotros porque, desgraciadamente, no conozco a todos.
No sólo os tenéis que acordar de ellos hoy porque “sea un día especial”.
No, todos, todos los días son buenos para agradecerles la existencia.
Y yo, que te conozco bien, lo he hecho de esta forma.



Te agradezco la Luna y más.

domingo, 13 de marzo de 2011

Cada mañana, a las nueve y media, se producía un hecho rutinario: su imaginación echaba a volar, escapándose del frío cielo de León. Pasaba las horas de clase girando su anillo de estaño en el anular derecho. Escuchaba sin demasiada atención a los profesores y nunca, nunca estudiaba. Los viernes por la tarde caminaba hasta su casa, cerca de la plaza de los cerezos. Los fines de semana estaba con su padre, un hombre mayor que trabajaba en la biblioteca municipal.

Vivía de la imaginación, de la fantasía, de los sueños, como todos. Su vida se basaba en leer, escribir y pasear. Odiaba su internado, y siempre decía que era una cárcel de niños. Le gustaban las novelas de misterio, los relatos de amor y la poesía, por este orden.
Era una joven sencilla, humilde y amable con todos, incluso con Clara, la persona más odiable del universo conocido. Adoraba la naturaleza; pasaba tardes de primavera viendo como los petirrojos picoteaban las migas del suelo, o acariciando cada pétalo que el viento arrancaba a los cerezos.
Había leído todos los libros de la biblioteca. Sólo su padre, la anciana Rosilda y ella habían conseguido hacerlo. Tenía alguno favorito, uno de ésos que lo lees hasta que las páginas se convierten en polvo.
Su sueño era vivir en una casita desde donde se oyera el mar, para intentar alcanzar el horizonte al asomarse a la ventana.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Querido Grisam:
aquí estoy, mirando por la ventana, esperándote. Algo me dice que volverás, que estarás aquí otra vez para correr por el jardín, para jugar con Naiman, para mancharme la nariz de nata, para coger las arañas que se crucen en mi camino y llevarlas al jardín, para buscar los caramelos que Vai y yo te escondemos, para regalarme las flores más bonitas, para despeinarme y para tirarnos juntos al lago desde el muelle.
Te quiero, Grim, y sé que volverás.

sábado, 26 de febrero de 2011


Y sabes que algún día se acabará, porque es como las estrellas.
Y ese día queda a varios años luz, porque es como las estrellas.

                                                                               Amor.
"¿Cuándo dejarás de ser un niño? ¿Cuándo le demostrarás que, aunque tengas miedo, la quieres? ¿Cuándo le dirás esas palabras que lleva meses esperando oír? ¿Cuándo te cansarás de tantas indirectas? ¿Cuándo la cogerás de la mano y la seguirás? ¿Cuándo le darás la razón, sabiendo que la tiene? ¿A qué esperas? ¿A que no te quiera? ¿A que se la lleve otro? ¿Esperas, acaso, a que se inunde con sus lágrimas para así rescatarla antes de que se ahogue? Te doy un consejo, y es que la agarres de la mano ahora, con fuerza, y que no la sueltes nunca, NUNCA. Para que no cometas el mismo error que yo, dejándola escapar.
Se la ha quedado, y la he perdido, por no correr.
El único problema es que ella te seguirá queriendo y tú la seguirás queriendo a ella."

jueves, 10 de febrero de 2011

Enero ya se ha ido

Casi no nos ha dado tiempo a darnos cuenta de que enero ya se ha ido. Se nos ha escapado de las manos, volando.
Febrero, el mes del amor y del frío. Y con el frío, el amor. Y con el amor, el desamor. Y con el desamor, las lágrimas. Y con las lágrimas, la lluvia. Y con la lluvia, Febrero.
Enero, no has dado tiempo a que tu frío nos congele. No has dejado que tu lluvia llegue al suelo. No nos has dejado soñar contigo.

lunes, 24 de enero de 2011

miércoles, 5 de enero de 2011

Niña

Sigo siendo esa niña que se roba con una mirada, un caramelo o unas palabras. Sigo siendo esa niña tan inocente que antes era, esa que se sorprende con cada novedad que descubre. Esa que adora el olor de los libros antiguos y el olor de la lluvia sobre el asfalto. Esa que se relame los labios tras bucear por las aguas del Atlántico.

Un hasta luego a Fairy Oak

Nadie dijo que los acontecimientos tristes fueran fáciles de asimilar, y si alguien lo dijera, estaría muy equivocado. Saber que algo que ha formado parte de tu vida, se termine para siempre no es tan sencillo. Y quizás solo sean palabras, pero son palabras escogidas y colocadas en su lugar exacto para hacerte sonreír, para dejarte con la intriga o para hacerte soltar alguna lágrima. Quizás soy yo la única que entra en cada libro que lee, y que ríe y llora con los personajes.
Fueron muchos años con ellas. Pervinca, Vainilla y Felí.
Ahora toca decir adiós, y tras tanto tiempo siguiéndolas, no creo que sea fácil despedirme. Por supuesto, siempre puedo volver a leer una y otra vez los libros, pero no será lo mismo, porque cuando acabe uno, no estaré esperando como una loca a que salga el siguiente.
Tengo en mis manos el último tomo de esta gran aventura que ha durado cinco años, desde aquel once de junio de 2006. El último libro, el que despide esta historia.
"El Secreto de las Gemelas", "El Encanto de la Oscuridad", "El Poder de la Luz", "El Capitán Grisam y el Amor", "Los Hechiceros Días de Shirley", "Flox de los Colores" y "Adiós, Fairy Oak".
Estas más de 2.450 páginas me han llevado a un reino mágico, y serán inolvidables porque me han acompañado durante los días más felices y más tristes de mi vida.
Por último, y aunque sea inútil que lo haga, quiero agradecer a Elisabetta Gnone su existencia, sus historias y sus palabras.


Nubes sacadas de un lienzo de algún pintor famoso...

Esa cosa llamada felicidad

¿Por qué todo el mundo se empeña en ser feliz? No es necesario para vivir. Y mejor, porque, si lo fuera, quedarían tres o cuatro en este mundo. Y, de todas formas, ¿tan importante es? Ni que vivir ya fuera algo realmente importante y valioso...
¿Y qué hay después de la felicidad? ¿Se esconde algo? No sé, quizás un estado de tranquilidad. O, a lo mejor, un duendecillo verde que nos invita a tomar un café en su casa. O, yo que sé, un cangrejo azul que estaría muy bueno a la plancha.
No lo sé, ni me importa. Porque no es eso lo que busco.
Era una niña. Envuelta en sus sueños, perdida en el amor.
Nadie le dijo cómo, ni cuándo, pero ella fue. Fue y se lo encontró, de narices. Se tropezó con él. Luego se rió, y más tarde lloró. Y después aprendió.
Aprendió, joven corazón inocente, a vivir, a enamorarse, a equivocarse, a aprender de los errores.

Lluvia



Tiramos bolsos, chaquetas, paraguas y demás al suelo, en un rincón de la calle, y empezamos a correr. Como dos niñas pequeñas. De la mano. Por las callejuelas más oscuras, con la lluvia cayéndonos por la cara y por el pelo. Y luego metimos los pies en un charco y nos empezamos a reír.
Olor a caramelo. Caramelo de frambuesa. Caramelo que trae recuerdos. Recuerdos a risas inocentes, a carreras por la playa, a niños. A colores, a olas esquivadas, a piedrecillas lanzadas al mar y a castillos de arena. A nubes de verano, a flores tomando el sol.
Dulce caramelo de verano y frambuesa.
Olores, momentos, imágenes, sabores, experiencias, sonidos, descubrimientos. Recuerdos.