domingo, 5 de diciembre de 2010

Fui a la habitación de mi hermano y me descalcé. Subí del todo la persiana y me tumbé en la cama. Cogí mi mp4 y busqué la carpeta de mi grupo favorito desde hace casi diez años. Apoyé los pies en la ventana observando cómo árboles, ramas y hojas bailaban con el viento mientras, de fondo, nubes blancas iban y venían.
Desde luego, qué poco cuesta ser feliz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Imaginarte soñando que poco me cuesta! preciosa fotografía!

Iria Cadilla Martínez dijo...

Muchas gracias! :)