sábado, 3 de marzo de 2012

Rabia que se alimentaba con amor no correspondido.
Rabia que fluía por las venas a doscientos por hora.
Rabia que a veces se escondía detrás de la palabra tristeza. O delante.
Rabia que con un poco de alcohol (o sin él) se transformaba en puñetazos y patadas los sábados por la noche.
Rabia que llegaba acompañada de la Envidia.
Rabia que se volatilizaba al sentir su calor en tu piel.
Rabia.


(Rabia, ésa que tengo yo por no hacer nada productivo durante un mes. No me odiéis demasiado por haber subido esta cosa. Gracias.)

2 comentarios:

Pía Baroja dijo...

Al menos has encontrado los motivos de tu rabia, eso es lo primero para empezar a sanarla.
No sabía que tuvieses blog (soy una seguidora de twitter :P). Te sigo aquí también.
Un beso.

Iria Cadilla Martínez dijo...

Qué va, esto es totalmente ficticio. ¡Muchas gracias!
Un beso.