jueves, 2 de septiembre de 2010

Clara

La noche anterior había visto un reportaje en la tele sobre un concurso de belleza. Cuando las chicas piensan en apuntarse, sólo tienen en mente lo bueno: conocer gente, desfilar, ser conocida en medio mundo, pasárselo genial por las noches hablando con las demás chicas,... Pero lo cierto es que a veces se olvidan de ir horas y horas sobre unos tacones de quince centímetros, dormir poquísimo porque tienen que estar hasta tarde en discotecas, cambiarse mil veces de ropa en un solo día, comer cosas que no les gustan, aprenderse varias coreografías en poco tiempo,...


A mí nunca me han gustado esas cosas. Como dicen en mi película favorita, la vida es un **** concurso de belleza tras otro: el colegio, el instituto, la universidad, el trabajo,...
Era una chica tímida y callada, con pocas amigas. Iba y venía del colegio con mi mejor amigo, Saul. En mi pueblo, las mañanas eran monótonas, y a todos nos gustaría quedarnos en casa al ver el cielo nublado amenazando lluvia. Al volver del colegio comía con mi hermana mayor. Tenía diecinueve años y trabajaba de camarera en un bar.

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