Cuando la conocí, a decir verdad, me pareció un poco distante al Planeta Tierra, aunque era amable y simpática. Después nos hicimos amigas y, más tarde, inseparables, todo gracias a las reuniones del Club de los detectives de Llanrhystud.
Su mirada, esa que expresaba sus sentimientos de manera sencilla, se veía raramente inundada por agua salada proveniente de sus lacrimales. Ésto sólo ocurría cuando estábamos solas, ya que Helen se hacía más dura de lo que ya era y eso se le daba muy bien. Delante de los chicos imbéciles como Robert Schnabel mostraba su amplio conocimiento de insultos, ironías, metáforas y demás, y para mí guardaba un puñado de su escasa realidad. Tengo que admitir que envidiaba la libertad que Helen poseía, porque a veces mis padres me encerraban con los libros de texto en mi cuarto.
Helen solía ser muy amable o muy borde con todo el mundo, aunque lo que nunca le faltaba era educación. Helen era la persona más educada que conocí en mi vida: saludaba siempre a sus vecinos y conocidos, era agradecida con todos (incluso con el panadero, que es un gruñón y siempre está enfadado) y sobretodo, respetaba a todos los seres vivos de la zona (exceptuando a los de la pandilla de Schnabel). Le encantaban los gatos, los petirrojos y los sauces, por este orden.
Helen se fue un día de primavera. Cuando su madre fue a su cuarto para despertarla, su cama estaba vacía. Todos la buscamos durante días, semanas y meses, pero Helen no apareció. Una mañana lluviosa de octubre, la policía decidió dejar de buscar a Helen Copperfield y la dio por muerta.
2 comentarios:
Gran cambio de los acontecimientos xD
Bastante. :)
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